Tuesday, March 31, 2009

Attacked for being a Mexican

Diego Osorio, columnist for milenio.com published a piece on a young man named Juan Carlos living in New York, who is originally from Sonora.  While living in Harlem Juan Carlos had no problems, he now lives in Staten Island and has been beaten for what he says "me pegaron por se Mexicano" (they hit me because I'm Mexican).  

This is not white racism.  The tension is between African Americans and Mexican migrants.  Osorio says the FBI reported 595 hate crimes against Latinos in 2007.  I wonder how many were not reported because the victim was undocumented.


Osorio:

"Fernando Gutiérrez, Germán Ramírez y Raúl Méndez, were beaten on various occasions with baseball bats, only because they were Mexican"

Sólo por ser mexicanos

Lun, 30/03/2009 - 10:46 — Osorno
ESQUIRLA- Milenio Semanal

Conocí a Juan Carlos hace dos meses en Nueva York. Un treintañero mexicano que junto a sus padres cruzó el desierto del Sásabe, en Sonora, cuando tenía ocho años de edad. Según me contó, en aquél entonces no había para los migrantes tantos peligros como hoy: no te asaltaban, violaban o secuestraban tus propios guías mientras cruzabas ilegalmente. Pollos y polleros eran derechos por lo regular. Hasta había algo de solidaridad en el asunto.

Hoy en Sásabe —me consta porque estuve ahí hace poco— la excepción es encontrar un traficante que no te joda. Muchos de ellos deben pagar cuotas al narco y se han vuelto despiadados con los migrantes.

Después de que cruzaron, Juan Carlos y sus padres vivieron en Anaheim, California hasta que, una noche, cuando regresaba de trabajar, Juan Carlos fue detenido y deportado por la Migra. La segunda vez que Juan Carlos cruzó fue a los 20 años de edad. Solo. “Quién sabe cómo”, dice, fue a parar a Nueva York. “Ya que cruzas, cualquier lugar es mejor que México. Aquí el único problema es que hace mucho frío”. Juan Carlos vivió primero en una casa del Alto Manhattan, la zona donde está el barrio de Harlem, lugar emblemático de los afroestadunidenses, pero que desde hace algunos años se ha transformado. Vamos, hasta el ex presidente Bill Clinton tiene una oficina ahí. En algunas calles de Harlem, sin embargo, aún existen grupos de pandilleros que atacan con pretextos raciales. Para un latino, y sobre todo uno despistado y recién llegado, el solo hecho de caminar por la calle equivocada representa una ofensa para estas bandas. Juan Carlos tuvo suerte: nunca fue golpeado.

Se fue luego a vivir a Staten Island, una pequeña isla frente a Manhattan donde llegan ahora la mayoría de los nuevos migrantes. A diferencia de sus años en Harlem, en Staten Island sí le tocó a Juan Carlos ser golpeado en dos ocasiones por pandillas de afroestadunidenses.

—¿Te querían robar?
—No.
—¿Entonces?
—Nomás..., me pegaron por ser mexicano.
—¿Pero eso qué?
—A los morenos no les gustamos los mexicanos. A veces son peores que los güeros. Yo no tengo ningún amigo moreno.

Por los días cuando estuve en Nueva York, en la portada del periódico latino El Diario aparecía la fotografía de un hombre que al parecer nunca podrá volver a abrir su párpado izquierdo. Era un joven colombiano que fue golpeado por una banda de afroestadunidenses. Walter Sánchez caminaba por la calle Watchong cuando fue abordado por cuatro jóvenes negros, quienes comenzaron a decirle hispano y algunos insultos en inglés para luego iniciar la golpiza.

En diciembre pasado hubo movilizaciones masivas en la ciudad que pasaron desapercibidas en México. Organizaciones de Queens, el barrio latino más importante de Nueva York, hicieron marchas exigiendo justicia contra los ataques contra hispanos, incluyendo la petición de castigo para un grupo de policías neoyorquinos involucrados en las violaciones sexuales de mexicanos y ecuatorianos. Según un informe del FBI de octubre del 2008, hubo 595 crímenes de odio anti-hispano en 2007, en tanto los meros incidentes de odio ascendieron a nueve mil seis casos en 2008. Supe también de las historias de otros mexicanos, como Fernando Gutiérrez, Germán Ramírez y Raúl Méndez, vapuleados en distintas ocasiones con bates de beisbol sólo por ser mexicanos.

“Ojalá que Obama ponga orden entre su gente”, me dijo Juan Carlos. “O que ya pronto haya un presidente hispano”.
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